Distancia: 40,5 Kms
En esta etapa había oído rumores de que la principal dificultad radicaba en la falta de sombra que propiciaba un recorrido de tipo desértico, de manera que si durante el día el clima era demasiado "veraniego" y soleado, el camino podría resultar bastante agobiante, sobre todo durante las horas centrales del día, donde los rayos solares inciden de una manera más intensa. Por este motivo intenté anticipar mi salida sobre el horario previsto y así me levanté a las 5:50, para tomar un vaso de chocolate caliente de máquina y abandonar el moderno y "lujoso" albergue de Burgos a eso de las 6 y media de la mañana. Realmente voy a recordar durante mucho tiempo este albergue, de condicionamiento perfecto y organización impecable.
Inicio mi andadura de hoy por las calles de Burgos, donde el día comienza a despertar y así los autobuses urbanos circulan todavía con los faros encendidos. A medida que abandono Burgos, el camino adopta una forma de vía ancha de tierra, muy cómoda para caminar, y así paso por Villalbilla de Burgos sobre las ocho y media de la mañana. Después de eso el camino corre paralelo a la carretera N-120; entro en Tardajos antes de las nueve de la mañana.
En Rabé de las Calzadas, donde llego poco después de las nueve, el camino se aparta definitivamente de la carretera, y a partir de ahí es de tierra, con abundancia de cantos rodados que aunque no dificultan, sí que obligan a caminar con cuidado redoblado. Comienza a soplar un viento en ráfagas a veces fuertes que hacen que la sensación térmica varie considerablemente, al sol el calor es intenso, mientras que cuando sopla una fuerte racha de viento, sientes un frío agudo. En definitiva, no sabes si quitarte el polar o dejártelo puesto.
Un poco más tarde de las diez llego a un pequeño alto, desde el cual se divisa la aldea de Hornillos del camino, que se alcanza bajando la cuesta llamada de Matamulas. Aquí el viento se hace todavía más intenso y sopla de cara. A la entrada de la aldea le pregunto a un lugareño sobre este viento intenso, y me responde que aunque no es normal, ya hace bastantes días que persiste. Aprovecho para hacer una paradita rápida y comer un bocadillo sentado en el banco al lado de la iglesia.
Desde Hornillos del Camino hasta Hontanas, no se atraviesan más aldeas, durante los casi 11 kilómetros que dura la travesía. El terreno es bastante árido y se aprecian principalmente campos de trigo y creo que de cebada, de un visual especialmente lindo.
Cuando llevo unas horas caminando, es casi la una pasada, no hay ni rastro de Hontanas. Se da el hecho curioso de que en mi pedómetro aparece que para Hontanas resta menos de 1 km, y, nada de la aldea. Al poco, veo un cartel que indica que Hontanas esta a 500 metros... nada de la aldea.
¿Dónde está?... bien, la aldea se encuentra en una hondonada inmensa, de manera que solo la ves cuando estás encima. Me pareció un hecho pintoresco y a la vez paradójico.
Como ya es la una y media y estoy con bastante hambre, paro para comer un menú del peregrino. En Hontanas la oferta de restaurantes y albergues es grande por ser una ciudad de inicio/fin de etapa, así pues, aprovecho. Sobre las dos y media termino de almorzar y salgo de nuevo al camino ya con el objetivo puesto en mi destino final de etapa. Sé que estoy a unos 8 kilómetros y pico de Castrojeriz.
Al salir al camino, me encuentro casualmente con Jaques que en ese momento terminaba también de comer. Le pregunto si va para Castrojeriz, y me responde que sí, así que vamos juntos los últimos kilómetros de la etapa, lo cual es de agradecer; una buena compañía para conversar, un ritmo rápido y estable; además después de comer a veces las distancias se hacen un poco pesadas, máximo a estas horas de la tarde en que el "lorenzo" pega de lo lindo.
A las tres y media llegamos al Convento de San Antón, un antiguo convento del siglo XIV o XV ya en ruinas, con una iglesia de la cual solo queda algún que otro arco y que, para colmo, está atravesada por la carretera por el medio de lo que creo era el altar. En este convento recuerdo que leí que existe uno de los pocos albergues al estilo medieval, sin agua caliente, ni calefacción, ni electricidad, que en verano debe ser una gozada... en fin, mi etapa no termina aqui, así que continuamos.
A las cuatro y cuarto llegamos a Castrojeriz. Voy junto con Jaques a buscar un albergue; encontramos uno pero el hospitalero dice que no se puede salir hasta las siete de la mañana, lo cual me parece exagerado, pues siempre salgo antes. No quiero retrasar mi salida así que no me quedo en ese albergue. Jaques si que opta por quedarse, sobre todo porque el desayuno estaba incluido y, a nadie le amarga un dulce. Dejo a Jaques y voy a buscar otro albergue. No me hace mucha gracia después de haber llegado a mi destino tener que caminar de una punta a otra de la aldea buscando albergue, pero que se le va a hacer. Pregunto y llego al albergue "Casa Nostra", regentado por Juanjo. Me pareció estupendo, bien cuidado y sin limitaciones de hora de salida, así que me quedé. Me duché, lave la ropa y me fui a dar una vuelta por la aldea. Me encontré nuevamente con Jaques en el pequeño supermercado de Castrojeriz. Conversamos bastante mientras nos comíamos un bocadillo preparado con las compras del super, para postre un plátano y dos yogures naturales, todo eso sentados en el banco de una de las plazas de la aldea. La tarde estaba muy agradable. La ciudad tiene una forma de media luna bastante alargada, de manera que para ir de un lugar a otro se hace bastante largo... o tal vez es que los pies comienzan a estar un poco cansados.
Río Arlanzón (Villalbilla de Burgos)
Ermita de Nuestra Señora del Monasterio (Rabé de las Calzadas)
Cuesta de Matamulos y al fonto Hornillos del Camino
Calle Real (Hornillos del Camino)
Campos de Trigo (entre Hornillos del Camino y Hontanas)
Entrada a Hontanas
En Hontanas
Jaques (de Hontanas a Castrojeriz)
Ruinas del Convento de San Antón (s XV)
Castrojeriz
Estupenda etapa, que coincide en el trazado del Camino, por el pueblo de mi madre, Castellanos de Castro, compartiendo páramos y paisajes, quietud, un sol intenso...para todos los peregrinos y lugareños.
ResponderEliminarMe alegro mucho del relato de mi gran amigo, con sus experiencias vividas en el Camino.
Muchos recuerdos,
David G.
Hola David! Que bueno verte dándote una vueltecita por el blog! Cualquier día coincidimos en Castrojeriz o en sus inmediaciones para preparar unas sabrosas sopas de ajo acompañadas con un buen tinto de la tierra!
ResponderEliminarUn abrazo
Pepe Molina