Bienvenidos. Hace algún tiempo realicé este singular camino, y me gustaría, compartir con vosotros, por un lado algunos datos técnicos que creo interesantes y por otro las vivencias, las situaciones, el conjunto de cosas que hacen del Camino una experiencia única que transciende la manera de ver la vida del peregrino y que va mucho más allá del mero hecho de caminar algunos kilómetros, de contemplar bellos paisajes, o de conversar con algunas personas, tanto hoy como desde hace siglos.
Bem-vindos. Já faz algum tempo que realizei este singular caminho e gostaria de compartilhar com vocês, por um lado alguns dados técnicos que acho interessantes e por outro as vivências, as situações, o conjunto de coisas que fazem do Caminho uma experiência única que transcende a maneira de ver a vida do peregrino e que vai além do simples fato de caminhar alguns quilômetros, de contemplar belas paisagens, ou de conversar com algumas pessoas, tanto hoje como desde há séculos.

martes, 10 de julio de 2012

Etapa 12: San Nicolás - Reliegos

Domingo, 24/06/2012
Distancia: 38,1 Kms
Me levanté a las 5:20 y a las 6:10 ya estaba andando. En los primeros 20 minutos más o menos tuve que utilizar la linterna, pues era todavía de noche. Este sistema de alumbrarse en los primeros momentos del inicio de las etapas era muy normal desde que decidí empezar antes de las 6 para aprovechar mejor el día y terminar las etapas en horarios que me permitiesen comer, aprovechar el albergue para ducharme, lavar ropa, conversar con otros peregrinos, y, si la ciudad final de etapa era grande o bien tenía atractivos turísticos, pasear por ella con tiempo suficiente para poder visitar sus lugares más emblemáticos y de paso hacer alguna que otra fotografía antes de la hora de la cena.
Cuando me encontraba a poco más de un kilómetro de Sahagún, el camino se desvió a la derecha paralelo al río Valderaduey, y aquí el primer problema, ya que las flechas amarillas no indican bien el camino, debido a que aparecen marcadas bastantes veces indicando el desvío a la derecha, y el problema es que con la falta de luz de día, y además dándose la coincidencia de que donde comienzan las flechas amarillas existe una callejuela también a la derecha, que se adentra junto al río, y si no estás al tanto y ves que un poco más adelante las flechas continuan apareciendo, es posible que tomes el camino equivocado. Eso me pasó a mí, y me fui por la orilla equivocada del río; conclusión: después de andar unos cuantos minutos y llegar a un descampado junto a la autopista y percibir que estaba amaneciendo delante de mí, me di cuenta de que estaba yendo en la dirección equivocada. En el camino, casi siempre el sol sale a tus espaldas, y proyecta tu propia sombra por delante de ti, pues siempre vas hacia el oeste, eso es algo que aprendes ya desde el comienzo y que hace muy difícil andar perdido durante mucho tiempo. En fin, tuve que dar la vuelta, retornar a la carretera y ver que había dos caminos al lado del río, de manera que esta vez me fui por el otro, y ahora sí. Pasé por la Ermita de la Virgen del Puente, y desde ahí enfilé directamente a Sahagún; de todas maneras creo que el camino paralelo a la N-120 da menos vuelta y llega igualmente a Sahagún. La entrada a la ciudad es realmente fea, ya que se llega por la estacion de tren, que no tiene mucho de atractivo, y tienes la impresión de estar dando bastantes vueltas para llegar al centro. En fin, la entrada a Sahagún fue una tragedia entre pitos y flautas. Una vez dentro de la ciudad compré un bocadillo en una tienda de alimentación, donde el dependiente no estaba mucho por la labor, tal vez porque tuviese sueño, y de este modo me atendió de una manera bastante tosca, casi rozando en la falta de educación. Salí de la tienda de alimentación y paré para tomar café con leche y un crusán en una pastelería, de estilo antiguo y acogedor, que por aquellas horas de la mañana estaba abriendo sus puertas; aquí la dependienta fue super simpática, incluso, como percibí que le gustaba bastante leer, estaba leyendo un libro mientras me atendía, conversamos sobre las novelas históricas de la España medieval; me recomendó una, llamada "Te daré la Tierra", de Chufo Llorens. Debían ser cerca de las 8 de la mañana. Hice alguna foto y nada más, la ciudad todavía no había comenzado a funcionar. Emprendí rumbo a Burgo Ranero, punto de referencia en la etapa de hoy.
A partir de Sahagún el camino corre paralelo a una antigua carretera de tercera con rectas interminables. En la Erminta de Nuestra Señora de Perales había una pequeña área de descanso provista de mesas y bancos de piedra y en ella paré sobre las diez y cuarto para comer el bocadillo que compré en la tienda del "poco simpático" y quitarme el polar. Después del consabido protector solar, seguí caminando en un ya día de intenso sol.
Continuando paralelo a la antigua carretera y continuando con las largas rectas al sol, llegué al Burgo Ranero sobre las doce y media. Conversé con una pareja de Zaragoza que allí estaban contemplando la aldea, y después intenté conversar con un lugareño, un hombre de unos 75 años con chaleco y boina que estaba sentado en un banco tomando el sol. Pena que era sordo, y así, le pregunté unas dos o tres veces sobre la singular construcción de las casas antiguas usando el adobe, a lo que él, siempre me respondió... sí, sí, el Camino es por aquí, tienes que seguir recto por esta carretera para salir del Burgo Ranero.
No paré, solo continué andando y haciendo alguna que otra foto mientras observaba la aldea, y en pocos minutos salía de ella con destino al final de la etapa en Reliegos.
De nuevo rectas interminables paralelas a la carretera bajo un auténtico sol de justicia. No sé cuantas veces llené los dos botellines de medio litro de agua que llevaba en la mochila, pero fueron bastantes. Ya pasadas las tres de la tarde llegué a Reliegos, y justo a la entrada de la aldea encontré un restaurante que tenía muy buena cara; paré para almorzar. Después de eso me dirigí al albergue-restaurante en donde tomé una merecida ducha.
Por la tarde di una vueltecita por la aldea, después me quedé conversando con el matrimonio de  peregrinos de Zaragoza que me había cruzado en el Burgo Ranero, y que habían llegado también hasta Reliegos en su fin de etapa. Aunque se habían instalado en otro albergue, habían venido hasta aquí para tomar una cervecita. Realmente este albergue tenía un patio interior al aire libre, grande y lindo. Había bastantes peregrinos sentados en las numerosas mesitas, tomando unas bebidas y comiendo unas tapas, aprovechando el fresquito que a esta hora de la tarde hacía muy agradable el hecho de sentarse y ver pasar el tiempo. Me quedé hablando con los dos peregrinos de Zaragoza bastante tiempo, después que se marcharon de vuelta a su albergue me compré en la tienda del propio albergue una lata de espaguetis boloñesa, que calenté en el microondas de la cocina de peregrinos, dos plátanos y un yogur. Pedí una jarra de vino y me dispuse a cenar en el mismo patio interior del restaurante; la tarde-noche estaba muy muy agradable.

Amanecer

Ermita de la Virgen del Puente (Sahagún)

Arco de San Benito (Sahagún)

Puente sobre el río Cea (Sahagún)

Río Cea a su paso por Sahagún

Ermita de Nuestra Señora de Perales (Bercianos)

Rectas (Bercianos)

Cigüeñas en la Torre de la Iglesia de San Pedro (El Burgo Ranero)

Casas de adobe (El Burgo Ranero)

Bar Torre (Reliegos)

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