Bienvenidos. Hace algún tiempo realicé este singular camino, y me gustaría, compartir con vosotros, por un lado algunos datos técnicos que creo interesantes y por otro las vivencias, las situaciones, el conjunto de cosas que hacen del Camino una experiencia única que transciende la manera de ver la vida del peregrino y que va mucho más allá del mero hecho de caminar algunos kilómetros, de contemplar bellos paisajes, o de conversar con algunas personas, tanto hoy como desde hace siglos.
Bem-vindos. Já faz algum tempo que realizei este singular caminho e gostaria de compartilhar com vocês, por um lado alguns dados técnicos que acho interessantes e por outro as vivências, as situações, o conjunto de coisas que fazem do Caminho uma experiência única que transcende a maneira de ver a vida do peregrino e que vai além do simples fato de caminhar alguns quilômetros, de contemplar belas paisagens, ou de conversar com algumas pessoas, tanto hoje como desde há séculos.

miércoles, 4 de julio de 2012

Etapa 18: Fonfría - Ferreiros

Sábado, 30/06/2012
Distancia: 42,6 Kms
Como ya es habitual desde hace días, el despertador me suena a las cinco y diez de la mañana. Me levanto con cuidado y Gon que esta en la litera del lado se comienza a levantar también. Después de recoger las cosas, salimos al salón. Me siento en un banco que hay en el corredor y me calzo los deportivos, para guardar las sandalias, que uso siempre en los albergues, en la mochila. Aprovecho para conversar con un grupo de peregrinas francesas que también están saliendo a esa hora. Se oye un ruido suave y continuo en el cristal de la ventana y, cuando dirijo mi mirada hacia el mismo, descubro que afuera, todavía en el medio de la noche, gotas de lluvia lo están impactando. Cambio de planes y de calzado. Tanto Gon como yo nos cambiamos rápidamente el calzado. Me pongo los deportivos que me traje para condiciones adversas y me coloco la capa grande de peregrino entre otras cosas para preservar la mochila, aunque la lluvia no es intensa. Entre unas cosas y otras salimos sobre las 6 de la mañana, Gon y yo. Las situación actual es de lluvia, niebla, y visibilidad nula o casi nula por motivo de la niebla y de lo temprano que todavía es; es prácticamente de noche. El tiempo está realmente feo. Después de observar el panorama, resolvemos cambiar la pista de tierra que indica el Camino de Santiago por la carretera LU-633, para evitar perdernos. Valoramos que en estos momentos, confundirse y no ver una de las flechitas amarillas que indican el camino al peregrino, nos puede ocasionar un problema serio de pérdida de tiempo, y de desperdicio inútil fuerzas, que a estas alturas del camino, puede pasarnos factura. Así pues, con cuidado y siempre con la linterna encendida principalmente para ser vistos, comenzamos la caminata por el arcén, siguiendo la línea blanca de la carretera, que nos guía en medio de la oscuridad. Cuando veo coches venir de frente, cosa que ocurrió en contadas ocasiones, muevo la linterna a los lados para hacernos notar. Es extraño que durante el camino, cualquier situación por desfavorable que fuese siempre tiene su encanto, así, las vistas de los valles cubiertos de una espesa capa de niebla blanca al amanecer en combinación con la lluvia, produce una sensación de inmensa paz al peregrino. Llegamos de esta manera a Triacastela sobre las ocho y media de la mañana después de haber cubierto por asfalto los primeros 11 kilómetros de la jornada y aprovechamos para parar y tomar un reconfortante café con leche y una pasta. La lluvia para un poco y la visibilidad aumenta de manera que ahora si que podemos entrar nuevamente en el camino propiamente dicho, abandonando la carretera.
El camino es totalmente agreste, con una vegetación densísima y verde principalmente constistuída por matorrales que a veces se cierran en torno al camino. A las nueve y media pasamos por la localidad de Balsa, tan rural, con casas tan antiguas que hasta da la idea de estar abandonada. La calle principal en vez de asfaltada, esta cubierta de grandes losas de piedra de diversas formas y tonalidades que hacen que el andar sea duro. Uno de los principales protagonistas en este ambiente es la vaca, de manera que en cantidad de aldeas, las zapatillas terminan bastante sucias como resultado de pisar por donde las vacas pasan... 100% ecológico!
A las nueve y media pasamos por Sanxil. La niebla se vuelve a intensificar y comienza a chispear de nuevo. Parece que el día no quiere terminar de arreglarse.
Poco después de las diez y media pasamos por Montán, y minutos más tarde alcanzamos Lousada. Son aldeas pequeñísimas pegadas unas a otras.
Hacemos amistad con una chica de México y otra de China que conocemos en un bar en donde paramos para comer unos bocadillos y beber unas cervezas. En un primer momento pensé que Yolanda (la chica de China) fuese coreana y de esta manera me ayudase a entenderme con Gon, mi compañero de viaje desde ayer, pero no fue así. La situación fue bastante cómica, por la manera de preguntar tan directa a Yolanda si ella era coreana; claro, ya que el porcentaje de coreanos que había encontrado en el camino era tan alto, ¿por qué ella no iba también a serlo? Después le pregunté si el idioma coreano no se parecía al chino, pero nada, rotundamente no. Entablamos una conversación amigable y salimos juntos del bar-restaurante para continuar el camino. Fuimos de esta manera prácticamente hasta llegar a Sarriá, poco antes de las dos, en donde las chicas se quedaron en el albergue después de despedirnos.
Continúo con Gon, damos una vuelta por la ciudad de Sarriá, bastante grande. Recuerdo que a su salida existe una bajada enorme y pronunciada que, curiosamente, se me hizo muy cuesta arriba y muy incómoda para bajarla. Camino del destino final paramos en un restaurante situado en un albergue de peregrinos, no mucho después de Sarriá para almorzar; eran casi las tres de la tarde. No se por qué motivo, Gon tenía unas tremendas ganas de tomar un plato de sopa. Lo había comentado desde hacía tiempo, así que pregunté a la camarera si en el menú del peregrino se incluía la sopa, y como dijo que sí, pues nada... sopa para Gon. Fue servida en una gran sopera metálica con detalles grabados y con una tapa para guardar el calor. Gon se comió toda la sopera, y por sus gestos de satisfacción, se quedó muy satisfecho.
Después continuamos marcha sobre las 4 de la tarde hacia Morgade donde está el albergue.
Poco después de las cuatro de la tarde pasábamos por Barbadelo. A las cinco y media pasábamos por Belante.
Finalmente pasadas las seis de la tarde, llegábamos a Morgade, y malas noticias. En el albergue, solo quedaba un lugar. Después de conversar, Gon continuó camino, me dijo que por él no había problema en seguir un poco más. Fue una pena, pero son cosas que pasan y ante las que no puedes hacer nada. Me despedí de él con un fuerte abrazo, y lo vi alejarse hasta ir poco a poco desapareciendo.
En realidad mi etapa terminaba aquí, pero se produjo una situación más o menos desagradable. Cuando pedí habitación a la hospitalera del albergue Casa Morgade, me dijo que eran 10 euros y me acompañó hasta el cuarto. Hasta ahí todo correctísimo.
Una vez en el cuarto, que era de seis camitas lado a lado, al estilo de Blanca Nieves y los siete enanitos, vi que la única cama libre estaba en el medio, así que me acomodé y comencé a sacarme los deportivos con objeto de bajarlos al salón, cosa que generalmente se hace en todos los albergues, y curarme un poco las ampollas que a esta altura del camino eran más o menos numerosas. Al poco tiempo, entro una peregrina en el cuarto; peregrina francesa con la que curiosamente había hablado por la mañana. Comentamos sobre el dia lluvioso y algunas incidencias del camino. Poco después entraron dos más. Descubrí que era un grupo de cinco peregrinas de unos 60 años de edad que iban juntas. Una de ellas, que parecía ser la líder del grupo, comenzó a preguntarme de una manera bastante desairada si roncaba cuando dormía; le respondí que no lo sabía porque no me escucho cuando duermo. Bien, me dijo que si roncaba me daría algunos codazos para despertarme... en fin, nunca en un albergue los ronquidos han sido problema, y realmente forman parte de "los sonidos de la noche", a los que te acostumbras de una manera natural y en absoluto dramática. En este punto creo que el Camino, es el Camino. No satisfecha, continuó diciendo que eran un grupo de 5 y que siempre iban juntas y dormían solas en las habitaciones de los hoteles. En fin, vi que la cosa no iba a funcionar así que bajé a recepción y comunique a la hospitalera que me iba. Se enojó bastante con la situación creada y me pidió que me quedase, que yo no tenía nada que ver con eso, y que si había pagado para dormir, estaba en mi derecho. Le respondí que yo no estaba en el camino para estresarme, así que definitivamente me iba. Le dije que como ella no tenía culpa de nada, no necesitaba devolverme el dinero, no me iba a quedar mas pobre por eso, pero ella, insistió y al final me colocó el dinero en la mochila. Todo un detalle de honradez y seriedad por parte de ella. Después pensé... ¿por qué las "peregrinas" no habían reservado todas las camas del cuarto para ellas?
Un detalle interesante, cuando entró la primera peregrina en el cuarto, le dije... Caramba, habéis andado rápido hoy... con lluvia, con mas de 40 kilómetros, y ya habéis llegado y os habéis duchado... ¡que velocidad! Me respondió que claro, como el tiempo no era bueno, en vez de andar tomaron un autobús para desplazarse. En fin, el que va a pie, tiene que dejar el albergue, y el que ha ido en autobús, se queda. Bueno, fue una situación desagradable, pensé para mis adentros, pero creo que ni forma parte del camino, porque las personas con las que sucedió no eran peregrinos, sino turistas, ciertamente bastante antipáticos, que curiosamente coincidieron en una etapa del camino, pero que no formaban parte de él, salvo porque utilizaban instalaciones que no estaban destinadas a ellos... albergue de peregrinos, es para peregrinos.
Así pues, continué camino unos 2 kms más hasta el próximo albergue, Casa Cruceiro, en Ferreiros. Casi me alegré que las cosas pasasen en el orden que pasaron, porque me reencontré con Gon, que se quedó muy feliz. Una vez en el albergue, después de ducharme y colocar la ropa para lavar junto con la de otras tres chicas de Málaga, para hacer más barato el uso de la lavadora, estuve conversando con dos peregrinas que eran hermanas, provenientes de la República Checa. Hablamos bastante de las cuestiones idiosincrásicas de cada país, y de las diferencias de costumbres. Después nos fuimos al bar de al lado, un grupo grande de los peregrinos del albergue, aprovechando todavía los últimos rayos de sol en el fresquito del fin de la tarde, para sentarnos en una mesa afuera y conversar mientras nos tomábamos una cerveza y nos comíamos alguna tapa; eran casi las 10 de la noche. Finalmente, volvimos, ya casi con un poco de frío al albergue, para dormir y descansar hasta la etapa del día siguiente.

 Aspecto del camino a primera hora del día, opción: carretera.

 De vuelta al camino

 Lluvia y niebla a ratos


Montán

 Arco natural

 España, China, México, Corea


Sarriá

 Convento de la Magdalena (Sarriá)

Barbadelo

Belante

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